Porteo ergonómico
Cuando fui madre, puedo decir que desde el primer día las cosas empezaron siendo de una manera totalmente distinta a como yo me lo esperaba. Quizá, como todas, idealicé cada momento, cada etapa, cada paso que iba a ir dando con mi hija, y cada etapa resultaba ser muy distinta a como yo me lo había imaginado.
Lo peor, fue tener una niña que lloraba sin cesar horas y horas cada día durante los 3 primeros meses. Yo me entregaba a ella, la consolaba como podía, no la soltaba a penas de mis brazos, mal dormíamos juntas por las noches ente llantos y llantos que no cesaban… mis fuerzas no existían, yo quería a mi hija con toda mi alma, hacía lo que hiciera falta por poder tranquilizarla, pero nada daba resultado y eso me frustraba. La casa, la ropa, yo misma…no alcanzaba a atender nada más allá que mi bebé, y para eso tenía la sensación de que no lo hacía del todo bien.
Con el tiempo todo fue pasando, mi hija dejó de llorar, yo me fui viendo más capaz, y aunque los primeros 2 años creo que seguí viviendo en un estado perpetuo de cansancio, me sentía mucho mejor conmigo misma y con la crianza que le estaba dando.
Cuando la niña tenía 1 año decidí formarme como asesora de lactancia materna, ahí descubrí porqué mi lactancia había sido tan difícil, y me entristecí al pensar que todo podía haber sido más fácil si hubiera tenido algún profesional de la lactancia cerca.
Al meterme de lleno en el mundo de la lactancia materna descubrí el porteo. Esa palabra la había oído muchas veces, “porteo ergonómico”, sabía que era llevar encima al bebé ayudada de algún portabebé, una opción de crianza y que tenía ciertos beneficios, pero lo había intentado en alguna ocasión, y aunque la sensación era tremendamente placentera no acaba de encontrarme cómoda. Poco a poco me llamaba más, y decidí formarme como Educadora de Porteo. Algo que sin duda ha sido un antes y un después en conocimientos de crianza, de maternidad, de entender el cerebro el niño.
Y así, hoy en día, cuando hablo con las madres por temas de lactancia, suelo acabar muchas veces recomendando el porteo, porque lo cierto, es que una cosa complementa a la otra.
Los beneficios del porteo son los siguientes:
- Mejor adaptación al medio de la vida intrauterina a la vida extrauterina.
- Calor constante, ayuda a mantener su temperatura, por tanto no desgastan energía y pierden menos peso.
- El alimento siempre estará a su alcance, lactar y portear puede hacerse a la vez, además conseguimos saber antes cuándo tiene hambre alimentamos en alerta tranquila, momento más recomendado para ello.
- El movimiento constante, similar al que tenía dentro del útero, ayuda en el correcto desarrollo de su sistema límbico.
- Menor riesgo de cólicos o gases, pues al estar en posición vertical, de manera natural, el aire que puedan tener sale por arriba o por abajo sin que tengamos que hacer nada.
- El estar cerca de su madre, padre o cuidador, hace que el bebé esté mas relajado y duerma más. Un sueño más reparador durante el día hace que también duerman mejor por la noche.
- Se genera más vínculo entre el porteador con el bebé y mayor apego entre ellos, lo que ayudará a su relación emocional a futuro.
- Un bebé que duerme más, que come cada vez que tiene hambre y que se siente seguro por estar en contacto directo es un bebé que llora menos, pues no activa su sistema de alerta.
- La madre, el padre, la persona que haga el porteo es capaz de tener al bebé atendido a la misma vez que tiene las manos libres, esa sensación de poder hacer más cosas, libera mucho la carga de la crianza, haciendo que ésta sea placentera y a la misma vez haciéndonos sentir más capaces, más útiles.
- Se consigue mayor socialización, al estar a nuestra altura y poder vivir y participar nuestras relaciones con los demás se convierten en una situación normal para ellos y les facilita esa adaptación al resto de personas.
Muchas veces, nos llegan malas recomendaciones, que desde el cariño, pero desgraciadamente desde la falta de información, nos llevan al error de creer que cargar a un bebé mucho en brazos es malo, que se acostumbran, que luego no quieren otra cosa, que lo mejor es acostumbrarlos desde el principio a estar solos… y todo para que la madre o el padre pueda trabajar y hacer otras cosas.
En este caso yo siempre digo lo mismo; lo que reclama un bebé no es antinatural no es raro ni “alta demanda” como se suele denominar últimamente, es su forma normal de expresar que nos necesitan , que el contacto es parte de su desarrollo y que sin ello están intranquilos, pero nuestro ritmo de vida, la sociedad que nos rodea y que hemos creado no nos ayuda a la conciliación ni a la crianza, pero el problema no son nuestros bebés, somo nosotros.
Harlow fué un investigador que en su día demostró con monos la importancia del apego, la necesidad de que éste exista durante la crianza, pues los monos que se criaban sin apego acaban teniendo conductas patológicas, con ciertos aspectos de autismo y eran más violentos en la vida adulta. Puedes ver parte de la investigación en este enlace.
Además, y para asombro de muchos, diversos estudios aseguran que los niños que han sido criados con mayor apego y que han sido atendidos siempre son de adultos seres más seguros e independientes. Todo lo contrario a lo que se creía antiguamente.
Hoy por hoy, sin tener en cuenta cada una de estas recomendaciones, solo teniendo en cuenta mi primera maternidad, lo que puedo decir para recomendar el porteo es que te hará sentir bien, hará que tu bebé este atendido y tú te sentirás útil, a gusto, relajada…podrás disfrutar la maternidad a la misma vez que haces tareas en casa o incluso trabajas, si tu trabajo te permite tener a tu bebé contigo. Estas sensaciones, para mi, son las primordiales, y lo que yo tanto hubiera deseado con mi hija.
Pronto explicaré cómo hacer un porteo ergonómico correctamente. De momento, si lo deseas puedes clicar aquí para ver los distintos portabebés.